miércoles, 27 de agosto de 2014

Apenas quinientas pesetas

Era el año 2.000. El mundo no se había acabado, pero es que habíamos contado mal, así que por lo visto el mundo se acabaría en 2.001. Los móviles empezaban a ponerse de moda y a abrirse paso en la chiquillería. Hay elecciones, pero como imberbe adolescente no tenía ningún interés en la política. Acababa de descubrir Led Zeppelin, y creía que era el mejor grupo del mundo. En el instituto no se habla de otra cosa que Gran Hermano, pero yo estoy muy ocupado preparando mis partidas de D&D.

Y entonces, un día, lo encuentro en el quiosco, tras haber visto el anuncio en televisión.


Lo abro. Miro los dos arqueros. Miro los dos orcos. Vuelvo a mirarlos. Hay pintura en botes pequeños. Y un pincel. Leo el fascículo. Una vez. Y otra. Y otra.

Al día siguiente, lo hablo con un compañero. Parece vagamente interesado.

Espero con paciencia el segundo fascículo. Es mentira: me muerdo las uñas esperando más. No encuentro información en la biblioteca, y no veo más publicaciones relacionadas (nada sabía de revistas como la White Dwarf). Finalmente sale el número 2 a la venta, y, como hice con el primero, me lo leo tres veces seguidas. Y sigo queriendo más.

Recuerdo que tras haber engordado mi colección con unas cuantas miniaturas, un día quedé en casa del amigo mencionado, para enseñarle "el hobby". Le regalé una de las figuras... Poco imaginaba entonces cuánto iba a influenciarnos este mundillo.

Pasa el tiempo. Hoy ese colega y yo tenemos una colección enorme de metal y plástico, que no tenemos ni donde guardarlo. Y entonces encuentro esto en el trastero de casa:



Buenos tiempos. Buenos tiempos.

¡Por el amor de Gorko! ¡Que horrible pintado!
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martes, 26 de agosto de 2014

¿De qué va esto?

Empezar una colección "oldhammer" no es una tarea sencilla... Al menos no cuando te encanta el diseño de las miniaturas clásicas citadel. El "viejunismo" de los conceptos originales de Blanch, y el esculpido monobloque tiene un punto nostálgico que te hace querer hacerte con toda miniatura a la que puedas echarle mano.
Así que, para no perder la cabeza y pasarme varias horas al día recorriendo ebay como un desesperado en busca de pujas y ofertas de miniaturas de la época de oro (o más bien "de plomo") de citadel a precios aceptables, he decidido marcarme objetivos.
Y mi primer objetivo es hacerme una horda de pielesverdes.


Los acorazados de Ruglud, el regimiento que da nombre a este sitio, es un clásico ejemplo de diseño orco. Simiescos en pose, malotes destilando actitud y mostrando dientes.
Ayer aproveché para recorrer el trastero, y las cajas allí apiladas, buscando metal que me valiera para este proyecto. De momento he encontrado un par de garrapatos, un pastor goblin nocturno, un músico goblin nocturno, y un orco negro músico. Aún tengo que seguir desenterrando... ¡Estoy seguro de que hay más! Espero poder empezar a mostrar fotos de miniaturas y progreso de pintura en breve.
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¿Te suena?

Es una historia mucho más común de lo que parece. Seguro que te suena.

Acabas de terminar una partida. Has ganado, o has perdido... Eso da igual. La cuestión es que el juego te ha dejado mal sabor de boca. Falta algo. Un no-se-qué qué-sé-yo. Falta chispa. Falta gracia. Falta profundidad.

Y por alguna razón, tratas de recordar cuándo dejó de tener gracia el juego. Cuándo te cansaste de aprender la enésima renovación de las normas. Cuándo la compra compulsiva sustituyó a la ilusión, a la gracia.

¿Cuándo fue la última vez que tu rival jugó con todas sus figuras pintadas? ¿Y qué fue de la figura del GM en las partidas? ¿Por qué todo tiene que girar alrededor de los torneos, y discutir listas, y si tu unidad es sub-par y deberías cambiarlo por tal y cual?

Y entonces lo encuentras. Aquí. O aquí. O aquí.

Y dices... ¿Por qué no?
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